TANGO ARGENTINO TANGO ARGENTINO Y CIRCO CRIOLLO Por Alcides Ferrari

 

“El tango es parte de la vida de alguien, porque todas sus letras son referentes a cosas que nos han sucedido.

En la actualidad, posiblemente no tenga el furor de tiempos pasados. Pero antes era la música predilecta en los bailes. Había que saberlo bailar…y lo esencial era llevar el compás y sentir la música. Bailar UN TANGO es todo un arte.”

Lo dijo Juan Manuel Fangio (24-Junio-1911 a 17-Julio-1995) en un reportaje (hace unos años) de la revista TANGO de Alberto Fontevecchia. Muchos conocemos al “chueco” de Balcarce que ha sido ídolo máximo del automovilismo mundial, ganando cinco (5) veces el Campeonato del Mundo en Fórmula 1.

El tango no es una improvisación o capricho repentino de un pueblo, para entenderlo mejor debemos remontarnos a finales del 1800 cuando en las diversas “familias” del arte popular encontramos a dos de sus “primos”: el Tango Argentino y el Circo Criollo, que en esos años simultáneamente tuvieron un aumento de su jerarquía mostrando una lozanía que robusteció su andamiaje pero con destinos diferentes.

Existen escritos diciendo que el CIRCO CRIOLLO comienza con funciones en 1757 en Bs.As., con acróbatas y volatineros (personas que realizan saltos y otros ejercicios sobre una cuerda tendida en el aire) en el coliseo de Aguiar y Sacomano, siguen otros en la Plaza de Toros, en el Circo de la Alameda, Circo Bradley (1820-con jinetes y payasos) y los volatineros criollos recién aparecen para 1836. En esa época hay un joven nacido en 1840, Sebastián Suárez que entusiasmado por las actividades circenses aprende varios técnicas y trucos, apareciendo con maquillajes y ropas no comunes se transforma en “Tony”, presentando su función en el Circo Flor de América, considerado como el primero de Buenos Aires. Sin embargo otros sostienen que los hermanos Gerónimo y José Podestá que ya habían trabajado en Montevideo (1877), creando el personaje “Pepino el 88”, recorriendo luego gran parte de Uruguay se embarcan para Argentina en 1880, haciendo funciones con temas “Gauchescos”, difundiendo sus músicas (De hecho en sus circos el Pericón reemplazó al folclórico Gato e hizo conocer al público nuevos ritmos de nuestra nacionalidad y rescatando otros olvidados), fueron ellos cuando presentaron la obra titulada “Juan Moreira” escrita por Eduardo Gutiérrez en 1886 los que dieron inicio al circo criollo, con dos tipos de circos, los más humildes eran los “Circos de primera parte” con números de pista solamente y los “Circos de primera y segunda parte” que además de la pista ofrecían una función teatral de carácter autóctono con buenos artistas. Este movimiento originó una ida y vuelta que permitió a las ciudades lejanas poder ver esas obras y a la gente de la ciudad conocer costumbres y usanza rurales. Lentamente el circo criollo pierde su principal característica y comienza una decadencia lapidaria.

El tango argentino escribió temas que hacen al circo criollo, José y Cátulo Castillo (1925) compusieron

“El Circo se va”: ♪nada más triste que la tristeza… que deja el circo cuando se va.♪♪. En 1927 con música de Roberto Fugazot y letra de Eduardo Beccar hicieron el tango “Circo Criollo” que nos dejó:

♪♪ Y tal vez cuando mañana, al cruzar tu caravana, a lo lejos de un camino veas un triste atardecer, ♪♪ ♪♪estos últimos fulgores te dirán con tus reflejos: Circo gaucho, circo viejo, te vas para no volver….♪♪

En 1930 E. Beccar modifica el 1er. verso: en la 1ra, 3ra. y 5ta. Estrofa del tema y con música de Salvador Merico, cambian el nombre por “Titiriteros”, que solo presenta una mejora en la técnica de la musicalidad.

♪ y el recuerdo que dejabas en los pueblos que pisabas,… era toda una semblanza, imposible de olvidar♪.

En 1928 Gerardo Matos Rodríguez con letra de Manuel Romero nos dejan “La Muchacha del Circo”:

♪una noche cansada, el trapecio aflojó y ¡pobre muchacha del circo!, buscando un aplauso la muerte encontró♪

La sensibilidad y comprensión del gran pueblo soberano que condena los fracasos, también consagra los éxitos y ese fue el destino del TANGO ARGENTINO que más allá de haber documentos probatorios de su existencia (en mínima expresión) desde los remotos tiempos del Virreinato, tiene para los años 1870/1880 un crecimiento rimbombante al presentar cambios que fortalecieron su música y su danza, cuando la pequeña aldea de Bs. As., comenzó a crecer invadiendo la pampa salvaje al tiempo que los arrabales se asentaron junto a sus siete ríos, y aquel gaucho calificado de guapo pasó a ser El Compadre de esos suburbios.

En ese ámbito orillero había prostíbulos, lugares de baile, lupanares, todos envueltos en humo y alcohol. Y de allí surge un fenómeno único, singular, nuevo, como fue El Tango con su “milonga” (Burdel con baile), ante la manifiesta necesidad de la inmensa mayoría de hombres solos (inmigrantes y nativos) que habitaban esos lugares. Bailar era un medio para “sacar programa” de las casas regenteadas por mujeres o por “Cafiolo” (rufián, proxeneta, explotador de mujeres) que tenían baile con señoritas dedicadas a la prostitución favorecidos por la protección de las autoridades y el silencio de la prensa. Y por su larga trayectoria de cinco generaciones, en la reunión de la Unesco en Abu Dhabi, 400 expertos reconocieron que: “el baile seductor con letra melancólica, personifica y alienta tanto la diversidad cultural como el diálogo" y lo declararon el 30-setiembre-2009 como “PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE DE LA HUMANIDAD”

Atte. Alcides Ferrari (En Google Block “milonguero porteño”, 25 rubros de tango e Info de interés público)