Entrevista: JORGE SOSA Observar y comprender Ciudad Sagrada de Quilmes


Jorge Sosa tiene 58 años, es doctor en antropología social y licenciado en arqueología (U.B.A.), hace más de 30 años que recorre el Valle Calchaquí.

Desde el año 2016 Jorge vive en Amaicha del Valle, un lugar estratégico para desde allí salir a recorrer ciertos lugares que no sólo son bellos por sus paisajes, sino que también cuentan la historia de nuestros pueblos originarios.

Amaicha del Valle es una comunidad del pueblo calchaquí que fundamenta su condición de tal invocando la Cédula Real de 1716, ya que los calchaquíes de la tribu amaicha no adhirieron a las guerras calchaquíes contra los españoles. Como pueblo originario, tiene sus instituciones ancestrales, tales como el Cacicazgo y el Consejo de Ancianos. El estado de la provincia de Tucumán tiene presencia en el territorio Amaicha a través de diversas instituciones, entre otras la Comuna Rural de Amaicha del Valle.

Está ubicada en el departamento Tafí del Valle, en el noroeste de la provincia de Tucumán, a 164 km de la capital provincial, San Miguel de Tucumán y a 57 km de la cabecera departamental Tafí del Valle.



La Ciudad Sagrada de Quilmes se localiza a sólo 21 km de Amaicha, en el noroeste de la provincia de Tucumán en medio de un amplio valle conocido actualmente como Valle de Santa María, pero que en tiempos de la conquista se conoció como Calchaquí.

Narrando un poco la historia podemos señalar que en el año 1665 los Quilmes fueron vencidos militarmente y desterrados hacia Salta, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires. En Buenos Aires dieron origen a la actual ciudad de Quilmes. Una caminata de 1400 km se encargó de diezmar a una parte de una población vencida por la guerra.

Conocida también desde fines de la década de 1960 como Ruinas de Quilmes, y antes como el Fuerte Viejo, se trata de los restos arqueológicos de un grupo humano que habitó en esa zona desde unos 1000 años antes de la llegada de los españoles.



Hacia el año 1888 el aficionado a la arqueología Lafone Quevedo visita el sitio arqueológico haciendo las primeras descripciones del mismo y luego le sucede Ten Kate 1893 y Ambrosetti en 1897. Este último fue quien hizo la mayor cantidad de trabajos científicos en el sitio y sus alrededores. Seguirán luego un par de trabajos más pero luego el sitio no es trabajado sistemáticamente por nadie hasta que en 1977 comienzan las obras de Difrieri y Pelissero, quienes no realizaron trabajos de investigación arqueológica sino de dirección de los trabajos de reconstrucción de parte del sitio. Científicamente hablando, lo que ellos encabezaron fue un desastre.



Desde 1992 hasta el 2007 Quilmes estuvo manejada por un empresario particular hasta que el pueblo originario de Quilmes logró recuperar una parte importante de su patrimonio que actualmente manejan en conjunción con el Ente Tucumán Turismo.



Jorge Sosa se ocupa de recorrer la Ciudad Sagrada de Quilmes de una manera distinta, adentrándose no sólo en lo más superfluo de esta historia de más de diez siglos, conociendo su íntima relación con la geografía local, su relación pre y posthispánica con las otras tribus vecinas, y su derrotero desde su descubrimiento allá por 1890, su proceso de reconstrucción hacia fines de los ´70, y de turistificación y de recuperación a principios de este siglo... Jorge pone todo su conocimiento al servicio del visitante, entonces sus charlas se convierten en ´no sólo visitar el lugar, sino también en aprender a observar e interpretar el sitio arqueológico más importante y extenso que tiene nuestro país´.

Tuve la suerte de conocer a Jorge, en principio para realizar algunos traslados desde San Miguel de Tucumán a Tafí del Valle, en otra oportunidad a Santa María, Catamarca, con él también visité Ciudad Sagrada de los Quilmes, y fue muy enriquecedor por sus explicaciones. En esta oportunidad me conecto nuevamente con Jorge para realizar esta entrevista para Celina Vive.



Celina Vive: Tengo una vieja costumbre de comenzar hablando de la infancia, esa etapa que nos marca para siempre, qué imágenes llegan?

Jorge Sosa: Respecto a la infancia, es muy poco lo que puedo decir que pueda tener una relación directa con lo que después hice. Tuve una infancia de pobreza, que lo que más pudo haberme servido a lo que estoy haciendo actualmente, es haber aprendido que con el esfuerzo se puede salir adelante… Toda mi familia materna es tucumana. Todas mis vacaciones de invierno y verano fueron en Tucumán, y eso de a poquito me fue trayendo hacia la provincia, no concretamente al valle calchaquí, sino simplemente a San Miguel de Tucumán…



Celina Vive: Amaicha del Valle, tu lugar de residencia actual, es un lugar con características diferentes a otras partes del país?

Jorge Sosa: Amaicha es simplemente un pueblo, si bien es verdad lo que vos decís que tiene cierta característica que la diferencia de otros lugares, el hecho de decir que es una comunidad indígena… La verdad que el tema de la pertenencia hacia una idiosincrasia de tipo indigenista acá cada vez es menor, de hecho en la última elección para elegir el cacique, votó solamente el 33 por ciento del padrón establecido…Realmente por lo que pude notar acá, vivo desde el año 2016, es que la gente tiene poca participación en lo que es la institución indígena y la verdad es que como pintan las cosas cada vez va a ser menor, lamento decepcionar de esta manera al imaginario de la gente que espera encontrar en este sitio otra cosa… Cuando vos hablás con la gente del lugar vas a encontrar un discurso indigenista pero es bastante sencillo e impostado, en ese sentido no hay mucha diferencia a otras localidades de la zona… La gente en sí encuentra una diferencia importante de haber estado en Tafí del Valle a estar acá, esta zona es mucho más rural, es muy tranquila, de hecho la gente que vive acá lo encuentra demasiado tranquilo, eso trae como consecuencia algunos problemas sociales, como por ejemplo el alcoholismo, que es uno de los problemas bastante fuerte del lugar, con el avance de algunas drogas no tan potentes, pero están presentes desde hace un tiempo en Amaicha…



Celina Vive: Decime cuándo surge la idea de poner todo tu conocimiento al servicio del visitante?

Jorge Sosa: Hacia mediados de la década del 90 termino de hacer mi tesis de licenciatura, me recibo de licenciado en Antropología, con orientación en Arqueología… En esa época trabajaba en una pizzería muy importante de la ciudad de Buenos Aires, y en un momento abrieron una sucursal en Miami, y me fui a trabajar allá, estuve un par de meses, cuando volví tuve la inquietud de abrir una empresa de viajes y turismo arqueológico en Santa María (Catamarca), una localidad muy cercana a Amaicha… La idea era interesante, pero las cosas todavía no estaban dadas como para desarrollar este tipo de turismo, además yo sabía de arqueología pero muy poco de turismo, conclusión: me fue para el diablo, así que tuve que cerrar rápidamente la agencia… Volví a Buenos Aires para seguir trabajando en lo que era gastronomía, en el sentido amplio del término, hostelería, turismo y restaurantes, eso me dio una impronta muy fuerte en lo que es el tema de atención al cliente… Seguí estudiando e hice mi doctorado en antropología social, el tema de socializar el conocimiento era un tema que me quedaba pendiente… En el año 2015 me divorcio y en el 2016 vengo a vivir a Amaicha que era un lugar que conocía bastante… Empecé a hacer un poco de todo, como el tema de turismo siempre estuvo presente, en los primeros años me dediqué a recorrer lugares para tratar de armar circuitos turísticos, y empecé primero, como no tenía vehículo a hacer trekking, y luego con vehículo agregué más servicios… Con el tiempo de alguna manera me profesionalicé abriendo un par de sitios de internet, y eso me sirvió muchísimo para difundir las actividades que estaba haciendo acá…



Celina Vive: Por qué la gente no puede dejar de visitar Ciudad Sagrada de los Quilmes?

Jorge Sosa: Sencillamente, porque es el sitio arqueológico más importante que tiene el noroeste argentino. No solamente por la magnitud de las construcciones, sino por sus alrededores en donde hay una serie de estructuras dispersas que están relacionadas con el sitio de Quilmes, o sea que si contamos con todas las estructuras dispersas se llega a las 3 hectáreas de ocupación humana, y también tiene la particularidad de estar preparada para recibir a los visitantes con un centro de interpretación en la entrada que te permite tener gracias a las salas de exposición y proyecciones una idea de lo que era Quilmes en su momento de esplendor, allá por el Siglo XVII, además después podés recorrer lo que han sido las ruinas reconstruidas allá por la década de fines de los 70. Si bien hay que mencionar que Quilmes sin lugar a dudas no es el mejor ejemplo de que es lo que hay que hacer en un sitio arqueológico, la reconstrucción que se hizo ha tenido fuertes críticas, no se hicieron muchos de los estudios sistemáticos que se podrían haber hecho en ese momento, antes de comenzar a hacer la reconstrucción, pero bueno una vez hecho esto le permite por lo menos a la gente poder transitar y recorrer el sitio de manera muy sencilla y la verdad es que cuando la gente está encima de algunos de los dos pucarás que se encuentran en el lugar queda realmente impresionada al poder ver la magnitud de las construcciones prehispánicas donde se piensa que a lo mejor la gente no había logrado todavía un grado de desarrollo social y técnico como para poder montar esto, hay que pensar que vemos solo 1 km cuadrado de construcciones que parecen como un panal de abejas, los intrincados, los pasillos para poder recorrerlo… Es un sitio digno de conocer para comprender un montón de factores de nuestros pueblos originarios…



Para conectarse con Jorge Sosa es recomendable visitar: www.amaichaturismo.com o a través del whatsapp 11-6882-0877



Entrevista: Carlos Romano

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