Entrevista: Mariana Carrizo “La copla es la flor silvestre del paraíso sideral”
Mariana Carrizo nació en Angastaco, una pequeña población rural ubicada
en los Valles Calchaquíes,
en la provincia de Salta.
Allí vivió con su abuela hasta los cinco años, cuando se mudó a San Carlos (Salta),
cerca de Cafayate.
Desde niña se inició en el arte de la copla andina,
arte milenario del noroeste argentino
cultivado casi exclusivamente por mujeres. A los trece años le regalaron un cassette
de coplas recopiladas por Leda Valladares y
tomó la decisión de dedicarse a la música,
En 2004 se presentó en el Festival de Cosquín,
obteniendo el Premio Consagración. Antes de ella, solo una mujer había cantado
coplas en Cosquín: Leda Valladares.
Mariana Carrizo Construyó su repertorio con
esas investigaciones personales, integrándolas a las pocas recopilaciones
existentes, y algunas tomadas del cancionero español, antecedente de las coplas
andinas. Tiene un estilo que ha sido definido como "filoso", por la
autenticidad y el mensaje crítico directo de sus coplas.
En 1996
aparece “COPLAS Y BAGUALAS” su primer trabajo de edición
independiente, en 2004 llega “LIBRE Y
DUEÑA” segundo CD en su carrera, editado por la productora artística Latitud Sur y en 2008 “COPLAS DE SANGRE”, su tercer material
discográfico (Nominado MEJOR ALBUM de FOLCLORE Artista Femenino en los PREMIOS
GARDEL).
Para ella "la copla refleja la vida
cotidiana", desde las situaciones más trágicas e injustas, hasta las
experiencias alegres y sensuales. Mariana es una ferviente luchadora por la
preservación y revalorización del Canto
Ancestral de
Celina Vive!: Vieja costumbre la mía, la de comenzar
hablando de la infancia, el lugar que nos marca para siempre. Sé que naciste en
Angastaco (Salta), qué imágenes llegan?
Mariana
Carrizo: “Viví hasta los 5 años en Angastaco. Una
buena imagen de aquel lugar puede ser esta copla: Yo soy hija de la luna / Nacida del rayo ´el
sol / hecha con muchas estrellas / mujer de mucho valor. Para esta conversa, son infinitas las imágenes que llegan
pero puedo citarte un par entre las más fantásticas y queridas para mí y
a las que vuelvo siempre. La casa de mi abuela, en medio de una quebrada, al
pie de una montaña, entre medio de varios cordones de cerros que se juntan en
ese vértice, a la orilla de un río; bramador él, cargado de piedras en las
crecidas; cristalino en tiempos de pocas aguas, muy saltarinas, alegres y
cantoras ellas, de quienes bebió mi voz sus primeras clases de canto. Los
pájaros con sus múltiples conciertos en cualquier momento del día. Los duendes
en las siestas y en el atardecer bajo de las higueras y nosotros huyendo o
jugando con ellos. Las ánimas partiendo las piedras con sus silbidos, por
las noches azabaches. Y a nuestro alcance las estrellas todas, titilantes en su
cauce de nuestras miradas. La más alta de las postales, es la del pastoreo con
mi abuelita o mi mamá Alloya, o mamá Pancha, mamá Canacha, mamá Antonia, mis
abuelas. Eran algunas de las mujeres que cuidaban las cabritas, mientras
pastaban, de 8 de la mañana a las 18hs aproximadamente. En ese espacio del día,
compartíamos la tarea de ángeles con el sol entre nosotras, sentados en su
trono azul sobre el universo. Y los cóndores mientras, jugueteando con el
viento, en su vuelo supremo y sereno. Y ellas, mis mamás, sin bajar la mirada
de la vigilia, urdían la vida entre las hebras del sol y la
lana, mientras el viento cantaba a la inmensidad y a mi infancia, las
coplas que de ellas brotaban. Y yo estaba allí, en esa postal de ensueño,
como un poco de arena sedienta por siempre, bebiéndome el agua cristalina de
esas vertientes”.
Celina Vive!: Luego te mudaste a San
Carlos, cerquita de Cafayate, ahí pasaste tu adolescencia?
MC:
“San Carlos, está en el corazón de los valles Calchaquíes de Salta, cerca de
muchos otros pueblos de por allá, es el departamento al que pertenece la
localidad de Angastaco. Cuando cumplí 5 años nos mudamos a San Carlos
porque la escuela quedaba muy lejos para ir caminando todos los días. Allí pasé
el resto de mi vida hasta los 18 años que me fui a la ciudad capital de Salta”.
Celina Vive!: Fue Leda Valladares
quien te marcó para siempre o hay algún otro personaje que te ha influenciado?
MC:
“No, claro que no. Ella hizo un trabajo de recopilación del canto de mi cultura
muy bonito, que se lo dictaron mis mayores. De grande, me crucé con el
trabajo de Leda y me gustó mucho porque ella fue una de los estudiosas de estas
manifestaciones culturales quien más comprendió la parte profunda y
esencial de este canto, que es muy delicada, por tratarse absolutamente del
espíritu, y así lo trasmitió para quienes ni siquiera nunca tuvieron la
posibilidad de imaginarse mínimamente la piel rozada por ese canto. Ella
ha hecho una tarea muy difícil, muy pesada y más, en esas épocas. Loable labor.
Y yo, pertenezco a ese mundo, nací allá y me crié escuchando desde los huesos
de mi madre esa expresión ancestral. Mis referentes son mis abuelos, los
abuelos de mi pueblo, hablo de mi región...”.
Celina Vive!: Es verdad que tu
familia quería verte vestida de monja, que tu destino fuera la entrega a la
religión católica?
MC: “La religión
católica es un punto muy fuerte en la vida de los argentinos, mi familia no ha
sido la excepción y por una pizquita me salvé que me internaran en un
colegio de monjas. De todos modos, creo que mi padre anhelaba para mí la
libertad y consideraba eso, como una de las opciones óptimas, nunca se lo
pregunté. Siempre que quería salir a cantar se armaba el lío en casa, y mi
madre intercedía por mí pero la respuesta de él, era que me iba a hacer
"mala vida". Mi padre es un humano sabio! (Risas) No estaba bien
visto para lo sociedad que una mujer anduviese de noche sobre todo”.
Celina Vive!: Sé que no sos una
improvisada y que has investigado mucho sobre este canto que es tan tuyo…
MC: “No, claro que no soy una improvisada,
nunca podré serlo por la sencilla razón que es mi cultura y que la mamé desde
que fui un embrión. Ningún coplero legítimo es improvisado. La investigación
que hice ha sido mas bien una necesidad externa como para confirmar lo que me
legó la tierra que me parió y ubicarme en otro mirador, que no sea el carozo
donde habito desde el inicio. Me reencuentro con ese acervo cultural en cada
paso que doy en los hallazgos de estudios. Pero cuando uno pertenece a una
cultura porque naciste allí, hay muchas cosas recibidas directamente
del pueblo y que quedan impresas en tu piel, en tus huesos, en tu sangre
y salen en el momento que quieren o cuando las precisás, solos, sin que lo
llames, es lo que se le llama la memoria colectiva... O dicho de otra
manera, en tu disco rígido y por mucho que escarbes, siempre llegás a
encontrarte con que ya estaban ahí. Que lo tenías adentro tuyo y no te acordabas
nomás. Por supuesto que cada día se aprende algo nuevo y de las personas no
terminás nunca de recibir su sabia”.
Celina Vive!: Qué transmiten las
coplas aparte de transmitir el grito libre de los cerros?
MC: “No, mis coplas no
transmiten ningún grito de ningún cerro.
Nací en una zona de cerros, que te dan una
textura particular en la sensibilidad del cuero, pero cuando uno canta una
copla, ese canto lleva en sus alas y en su pecho, el alma del viento que hay
dentro del tiempo y de la sangre de donde salió ese resuello, es decir; del
alma de quien se le escapó la libertada, porque las coplas son libres,
ellas salen solas por la boca de algún cantor, porque quieren salirse
nomás, no porque se las haya "pensado", es así la copla, es libre y
dueña, arisca. Es la flor silvestre del paraíso sideral de cada ser donde
existe. Y puede venir desde antes de la infancia, o tal vez de un
carnaval, de una pena o simplemente de la flor de la primavera... Y no solo en
los cerros se canta una copla, también en el llano o el monte, donde
es más indómita aún y más andariega porque allí el viento no tiene montañas que
la abracen o la atajen un poco. Cuando se trenzan con el silencio,
florecen las más hondas... Eso es un poco de lo que es la copla, de ahí lo que
le llegue a transmitir a cada uno variará de acuerdo a la puerta que se le abra
para ella, o no. Uno canta lo que es y lo que siente”.
Celina Vive!: M.J. Castilla decía que
las coplas nos cuentan cosas que andan borradas en la infancia, y que nos
ayudan a desnudar el corazón. Al canto coplero lo ves como terapéutico, en el
sentido que ayuda a sacar todo desde bien adentro?
MC: “Creo que todo
canto es terapéutico. No sé como será en el caso del canto de la copla. No sé que decirte al respecto ya que yo soy eso que canto,
imagino que si alguien interpreta una copla sin pertenecer a esa cultura
naturalmente, será como interpretar una canción de cualquier artista que
escuchás en un disco, o donde sea y ponerle tu sello personal, desde la
sensibilidad misma, más allá si esté bien cantado o no, ahí me parece que puede
llegar a transformarse en terapéutico, creo... sería como elegir un lugar
distinto al tuyo para vivir o pasar unas vacaciones, creo...(Risas).
Hay
una copla que puede acercarse a tu pregunta:"Yo no canto por cantar /
ni por tener buena voz / Canto pa desechar penas / y dar gusto al
corazón”.
Celina Vive!: Muchas veces te he
escuchado decir que las coplas forman parte de tu vida cotidiana
MC: “Claro que es
así, no podría ser de otra manera. Además en nuestra cultura, somos copla, la
vida está plasmada en ella, uno habla lo cotidiano a través de ella, espontáneamente. La vida es una copla...”.
Celina Vive!: En “Libre y dueña” noto
que pones el rol de la mujer con una dosis bien alta de libertad
MC: “Existo desde lo
que soy; una mujer. Y en mis discos, en mis días, y en mi arte entero, me
manifiesto desde ese lugar, porque esa es mi naturaleza y la celebro en cada
instante que respiro.
Alta dosis de
libertad? No lo sé, desconozco el parámetro que dicta esa medida.
La que yo canto es la
que me sale por los poros, supongo la que por naturaleza le corresponde,
pa que más?... Sucede también, que venimos de un tiempo social históricamente
machista y que cada uno se ha puesto formatos con ciertas medidas, muchas veces
muy rigurosas para con la mujer y cuando alguien dice o hace lo contrario,
provoca admiración o indignación y vaya a saber que otra cosa más.
Por suerte se va
sucediendo también un avance aunque sea a pasos de tortuguita, sobre todo en la
mujer, que es la parte protagonista y la más enredada”.
Entrevista: Carlos Romano
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