Amores Constructivos…Amores Destructivos La Terapia de Pareja. Su Por qué y Para qué Por Lic. Sergio Korman

 


Al momento de comenzar a escribir ésta nota, cuyo Objeto es una Estrategia Terapéutica-la Terapia de Pareja, que conduzco con muchos de mis pacientes,  hace 30 años-, me “topé” con una noticia-una más, en una suerte de ESPIRAL INTERMINABLE- acerca de un homicidio, uno más, por parte de un hombre hacia el que fuera la pareja de su actual pareja. Un “típico” TRIANGULO AMOROSO-PASIONAL, que habita y ha habitado prácticamente la totalidad de nuestra Historia. En éste caso, ha sido “noticia”, ya que uno de los vértices del triángulo, la víctima, era un “Feinmann”, medio hermano del mediático periodista vernáculo.

  Pero hace un par de meses, ya “sepultada” la  noticia, como casi todas, por otra noticia, y por otra, y por otra, todavía flota en mi memoria otro homicidio, también “pasional”, de un hombre que encerró a su ex mujer en un vestidor...y le propinó cerca de cien golpes de cuchillo (tenía DOS cuchillos en sus manos, no sea cosa que uno se le rompiera en su furia paranoide).

 

La pregunta que surge de inmediato es : El AMOR, es “construcción” de un VÍNCULO HUMANO, que apunta a SUMAR, en principio, a dos personas, en aras de un PROYECTO EN COMÚN, o es sinónimo de “destrucción” de DOS INDIVIDUALIDADES, dos SUBJETIVIDADES…y eso, “necesariamente”, va a terminar mal…incluso..En la destrucción física de uno(o los dos) de ellos???

 

Bueno, es esa la pregunta “del millón”. La pregunta – aún no respondida- que se han hecho filósofos, dramaturgos, psicólogos, psicoanalistas, antropólogos, sociólogos… de todas las épocas.

 

Desde Platón, en su célebre “Banquete o los discursos sobre el Amor”, hasta Shakespeare, en su célebre “Otelo”(o la Tragedia de los Celos), o “Romeo y Julieta” ( o la tragedia del amor NO PERMITIDO por el Otro), y otras obras literarias, muchas de ellas llevadas a la música (la Opera o el sainete), o a las pantallas del cine moderno. Siempre la idea fue, es, y será, responder a la trágica pregunta, acerca de la “necesariedad” del Amor, de las razones por las  que “surge, y las razones por las que se convierte en otra cosa, nada menos que en ODIO y DESTRUCCIÓN (del otro o de uno mismo, o ambas cosas, en el caso de las peores Tragedias (Romeo y Julieta es el ejemplo paradigmático).

 

 A modo de acercamiento, voy a reproducir acá, un desarrollo teórico que me pareció brillante, muy didáctico, aclarando, desde ya, que no es el único ni el “mejor”, que hay cientos de ellos, y que lo que uno hace, como tantas otras veces, es hacer un RECORTE, para poder así desarrollar una temática.

 

Se trata de una compilación de escritos sobre “La Pareja, sus pactos y traiciones”, donde el colega  Miguel Mihanovich se pregunta: “merced a qué tipo de mecanismos, en la pareja, las palabras pierden su sentido, y se acude a la violencia?” Y se responde: “cuando somos amenazados con PERDER EL LUGAR que aspiramos a tener EN LA PERCEPCIÓN DEL OTRO (Mayús. Mía). El acto violento, es el intento de recuperar nuestra presencia “perdida”…

 De allí que nos preguntamos: “¿qué perdemos cuando perdemos, o estamos amenazados de perder, a una persona “particularmente amada”?  Lo que perdemos-prosigue el colega- es UN CÚMULO DE COMPLEMENTARIEDADES RELACIONADAS CON NUESTRAS FANTASÍAS DE COMPLETUD, de INTEGRAR CON OTRO UNA “TOTALIDAD”, inmensamente más “abarcativa” de nosotros mismos… de nuestros límites como personas limitadas que somos…”

 Pero además, prosigue Mihanovich, “lo que perdemos, o CREEMOS QUE SE PIERDE, es una particular “mirada QUE NOS CONFIRMABA EN ALGUNA PARTE PARTICULARMENTE DESEADA DE NUESTRO SER, DE NUESTRA PERSONALIDAD”.

 

 La “sentencia” sería, algo así como que SOY, LO QUE SOY PARA OTRO CALIFICADO- “elegido como CALIFICADO, por nuestro Deseo de ser calificado por otro”. Se trata de un “otro”, un PAR, un SEMEJANTE, que no es otra cosa que otro…EN LA CADENA DE REEMPLAZOS…de SUSTITUCIONES (metonimia, en lenguaje psicoanalítico), de  aquel Otro que nos diera ENTIDAD, aquel Otro Significativo… aquel que nos dio vida (simbólicamente hablando).

 

 El “estallido” violento surge, entonces, en el preciso instante, en el que se hace intolerable para uno, el vivirse EXPULSADO DEL CAMPO DEL OTRO.

 

  Aquí es donde puede “tallar” la psicoterapia de pareja, donde puede, desde un lugar neutral, ajeno al “circuito yo-otro”, intervenir, y hacer repensar las características del vínculo, hasta donde es una CONSTRUCCIÓN de complementariedades, y hasta donde es una FANTASÍA de completud. Y esto va para AMBOS.

 

Pero la psicoterapia de parejas no siempre es posible. Lo es, en el caso de parejas con dificultades en la comunicación, con dificultades en hallar mecanismos de negociación de conflictos, en lugar del uso de la confrontación sistemática. La idea es que ambos entiendan acabadamente, qué es lo que cada uno Desea y porqué, del otro, y del vínculo, y qué ha sucedido en algún momento, como para que esos Deseos cruzados, se convirtieron en desilusión o en una duda profunda.

 

Pero la psicoterapia de pareja NO es posible, cuando se trata de parejas de tipo BELIGERANTE, donde lo que “guía”  al vínculo, es la “necesidad” de hacer del otro, otra cosa, de manera forzada. Hay allí cuestiones muy profundas no resueltas en el vínculo de cada uno (o de uno de ellos), CON SU PROPIA “PAREJA INTERNA”, es decir, con la pareja de sus propios padres, que “se mete”, inconscientemente, en otra escena, y que impide  de manera violenta, todo diálogo, todo acuerdo con otro diferenciado de uno mismo.

Son parejas que, aún distanciadas, o divorciadas incluso, continúan en el litigio permanente, incluyendo a sus hijos en el circuito de agresión y de competencia narcisista (quien tiene “razón”). Son parejas que viven la desilusión, el fracaso del vínculo, COMO UNA “TRAICIÓN DEL OTRO”, y dedican su vida  a LA CAUSA (de tener razón, y de no aceptar al otro como alguien distinto, con distintas necesidades y aún proyectos, que uno mismo)

Hay una figura pictórica, del gran maestro de la pintura española GOYA, que retrata éste tipo de parejas beligerantes. Se trata de la pintura “La Riña” (pinturas “negras”, Goya, 1819), donde una “pareja” de enemigos, esgrimiendo sus garrotes, se pelea en el medio de arenas movedizas. Cada uno, responde al golpe del otro. Goya hundió a los “duelistas” en la arena hasta las rodillas, lo que supone que, gradualmente, al compás de cada garrotazo de uno sobre otro, y su respuesta en eco, SE VAN ENTERRANDO JUNTOS CADA VEZ MÁS. La pregunta es ¿A qué ritmo, a que velocidad? La respuesta: Depende del nivel de AGRESIVIDAD de cada uno de ellos. A los “duelistas”, el “abismo”( su propio hundimiento en la ciénaga) …no les preocupa…no parece preocuparles…como en aquellas parejas cuya dinámica “amorosa” es LA PELEA Y LA AGRESIÓN PERMANENTE….SIN FIN.  Desde el “exterior”, si nos colocamos en el lugar del “espectador”… podemos percibir tal tragedia…claramente. Allí nos colocamos los psicoterapeutas de pareja. Y lo señalamos. Pero todo depende del nivel de percepción del peligro de tales “duelistas”. ESE ES EL DESAFÍO. Hasta la próxima….

 

Lic. Sergio J. Korman

Psicólogo (U.B.A.) MN 12678

Tel. 11.6223.0623  4654-6630

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