LA NOCHE INOLVIDABLE Por Fabián Fuentes
Siempre sostuve que entre los seguidores del rock argentino hay un arco generacional que es vital y porque no de consulta permanente. Esto viene a relación porque en las interminables charlas con Carlos Romano le pedía que me cuente como fueron los recitales de INVISIBLE, como sonaban en vivo y demás cuestiones que hacen a la curiosidad de alguien como yo. No los pudo ver. Viene a mi memoria las vivencias de Enrique Vargas, otro gran amigo, quién relataba sus recitales, entre ellos de una de mis bandas preferidas, Pescado Rabioso.
Todo esto tiene una sola razón de ser y estas tres personas coincidíamos que Luis Alberto Spinetta era un adelantado, un visionario y su música era alucinante.
Para noviembre de 2009 una noticia sacudió los corazones spinetteanos. Luis Alberto convocaría a sus “bandas eternas” en un mega recital sin precedentes.
Tuve la misma sensación, pero a los 15 años cuando
fui testigo del gran recital Jade-Serú Girán en el estadio Obras, no por el recital
en sí que fue uno de los mejores en la historia del rock argentino, sino porque
escuché por primera vez en vivo dos temas de Pescado Rabioso que sonaron al
final del encuentro, ellos son Cristálida
y Despiértate nena. No puedo
describir la felicidad de ese momento.
Allá fuimos y el 4 de diciembre de 2009, a las 21.40 hs., Luis Alberto Spinetta subía al escenario montado en el estadio de Vélez Sársfield y daba inicio, con los acordes de Mi elemento, a una noche que se transformó en un hito de su carrera y del rock argentino.
La cita era prometedora, el Flaco reuniría a sus bandas eternas: Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade, Los Socios del Desierto. Además, repasaría una buena parte de su carrera solista. No obstante, nadie esperaba ese show de 52 canciones que se extendería por casi seis horas.
Asimismo, si bien estaban anunciados los músicos
que pasaron por sus míticos grupos, sorprendió la cantidad de otros artistas
invitados. Gustavo Cerati, Charly García, Fito Páez,
Ricardo Mollo y Juanse, fueron algunos pocos de esos tantos.
Aunque pese a que Spinetta celebraba sus 40 años
con la música, no sólo tocó sus canciones. De hecho, sus hijos Dante y
Valentino, lo acompañaron en una particular versión de Necesito un amor de Javier Martínez. También interpretó El Rey Lloró de Lito Nebbia; Adónde está la libertad de Pappo, con
Juanse; Las cosas tienen movimiento
de Fito Páez, con el mismo autor del tema; lógica que repitió con Gustavo
Cerati y Charly García, en Té para tres
y Rezo por vos, respectivamente.
Miguel Abuelo y Tanguito también fueron homenajeados.
Los
Socios del Desierto fue la primera de sus bandas eternas en subirse al
escenario. En la batería, Javier Malosetti suplantó
al fallecido Tuerto Wirtz. Luego, con una lógica cronológica inversa, siguió
Invisible, Pescado Rabioso y Almendra
La última parte del show la encaró Ricardo Mollo, quien tocó la canción 8 de octubre, compuesta en homenaje a chicos del colegio Ecos; una causa por la que el Flaco siempre militó. Retoño, Seguir viviendo sin tu amor, Yo quiero ver un tren y No te alejes tanto de mí, fueron los últimos temas que cerraron las Bandas eternas; el reloj marcaba las 3.30 hs.
Así las cosas, lo que inicialmente parecía una
propuesta delirante de su representante, Juan Carlos Giacobino, se concretó. No
se pudo en el estadio de River Plate, cómo se intentó en un principio, pero el
sueño de los seguidores y del Flaco se cumplió. Cambió el escenario, pero no
atenuó en nada una noche mágica, que permanecerá para siempre en la historia de
la música argentina.
FUENTE: DIARIO LA NACION

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