“El Síndrome del Nido Vacío” ¿Vivimos por nosotros o por nuestros hijos? Por Lic. Sergio Korman
“Nido Vacío”, es una película argentina
protagonizada por Oscar Martínez y Cecilia Roth. La historia trata sobre un matrimonio maduro
cuyos hijos adolescentes se van yendo, uno por uno. De eso se trata una suerte
de “sensación” primero, luego, eventualmente, síntomas ( angustia, ansiedad,
insomnio, agresividad poco habitual, etc.), que aparecen en padres- sobre todo
en MADRES, cuando sus hijos se independizan y se van de casa, quedándose
“solas” con sus maridos.
En realidad, se trata de
Se trata, decía, de lo “esperable” para
nuestros hijos. Es más, habla de nuestro éxito como padres: haber formado
individuos que logran hacer algo con sus vidas, conseguir autonomía, en
fin…CRECER.
Aclaraba recién que, éste proceso de
autonomía, es un signo de crecimiento, de maduración, siempre y cuando se esté
realizando con compromiso, con responsabilidad. Esta aclaración vale para
aquellos hijos que se van “huyendo” de una familia que los expulsa, ya que
viven en ambientes “tóxicos”: peleas permanentes entre papá y mamá, o papás
violentos, o mamás violentas o con notables conflictos emocionales. También
vale la aclaración para hijos que “apresuran” su salida del contexto familiar,
para poder estar con sus parejas, sin conocerlas aún casi nada, o haciendo
“planes” muy endebles de sostenimiento económico…que luego se caen a pedazos y
deben desandar el camino y…volver a la “casita de los viejos”…con toda una
carga de frustración, y tiempo y dinero desperdiciados.
También en este caso, vale otra aclaración:
muchas veces, un intento, aunque fallido, les sirve a nuestros hijos para
aprender en la vida, para ganar experiencia, por lo que la “frustración” es
positiva, a la larga. “Sólo se aprende de los errores, de las frustraciones”,
me decía un viejo terapeuta mío en mi adolescencia. Por eso no debemos
“castigar” o “sermonear” a un hijo o hija que se ha ido, y termina volviendo.
Debemos contenerlo y si, señalarle que las cosas se hacen con planificación,
con realismo.
Ahora bien,
hablaba al principio, desde el título de la nota, del “síndrome del nido
vacío”, que habla de aquella sensación que sufrimos como padres, en donde nos
sentimos solos, con la casa extremadamente grande….y el corazón extremadamente
vacío….
Se trata de un sentimiento normal, y
pasajero, y que debemos superarlo. De todas maneras seguiremos viendo a
nuestros hijos, cuando ellos puedan y quieran (no hay peor cosa que
“obligarlos” a que nos “quieran”, de
El gran error que cometen muchos padres, sobre
todo madres, es “montar” una sucursal de nuestro hogar, en la casa de nuestros
hijos, “cayendo de visita” a cada rato, con “excusas” (“te traje esto que me
pediste, o que seguro necesitabas”). Llamarlos todos los días, todo el tiempo
(“estás bien, necesitas algo?”), ya que lo que estamos mostrando, es NUESTRA
PROPIA NECESIDAD, NUESTRA ANGUSTIA de no poder bancarnos la nueva etapa de
nuestra vida.
Entonces muchos padres, insisto, sobre todo
muchas MADRES, malcrían a sus hijos desde pequeños, “previendo” la “huida” de
ellos, dándoles a entender que “nunca van a estar mejor que con nosotros”,
cuando esto no es para nada real, no porque seamos malos padres (a veces podemos serlo, podemos tener muchas
limitaciones o errores como tales), sino porque la pareja de nuestros hijos, o
ellos mismos, en el caso de aquellos que se van a vivir solos, pueden alcanzar
un excelente nivel de satisfacción personal, mejor que lo que, con todo el amor
y dedicación del mundo, les otorgábamos nosotros.
En realidad, lo
que mostramos los padres, al no aceptar el desprendimiento, es que CARECEMOS DE
UN PROYECTO DE VIDA PROPIO, sin nuestros hijos, o que nuestra vida conyugal o de
pareja va a resultar sumamente difícil de soportar, sin el “colchón” de amor de
nuestros hijos, cuando éstos estaban en casa.
El “nido vacío”, muchas veces, desnuda una
relación de pareja que debe “aggiornarse”, que debe replantear nuevas formas de
convivencia, de satisfacción, nuevas formas de sentido…o que debe aceptar que
ya no es posible seguir juntos, en el peor de los casos.
Pero muchas veces, de lo que se trata, es
simplemente de buscar juntos nuevos motivos para vivir, que no sean el mero
hecho de la paternidad o maternidad, sino otras actividades, otras formas de
pasarla bien, de seguir cultivándonos como seres humanos, hacer algo por los
otros, o simplemente por nosotros mismos. Retomar viejas pasiones o actividades
que habíamos dejado, artes, cursos, deportes, amistades, pequeños proyectos,
salidas, viajes, en fin, volver a una etapa en la que nos sintamos plenos,
útiles, importantes para nosotros mismos y para
la persona que nos está acompañando en la vida.
Hasta la próxima
Lic. Sergio J. Korman
TEL. 4654-6630 /
15-5095-8793
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