TANGO ARGENTINO MISCELANIAS QUE ESCRIBIÓ EL TANGO por Alcides Ferrari



La década del '30 pertenece en su totalidad a la Guardia Nueva, iniciada con el sexteto de Julio De Caro hacia mediados de los '20. Es la primera orquesta que emplea el arreglo escrito previamente para cada instrumento, en vez de tocar "a la parrilla", o sea (como lo he visto hacer en LU3, en 1965 al Trío Estable de la emisora: Avelino Priccolo en piano, Luis Bonnat en bandoneón y José Balda en violin) leyendo todos la misma y única parte para piano, puesta sobre un atril -la "parrilla"-, y casi improvisando el arreglo. Autor Alcides Ferrari
El sexteto de De Caro establece también la forma clásica de la "orquesta típica porteña" -como se la presentó alguna vez en Europa, con músicos vestidos de gaucho-: dos bandoneones, dos violines, piano y contrabajo. En el sexteto usualmente lleva la melodía el bandoneón, con pasajes a cargo de los violines o el piano. Este último y el contrabajo marcan el compás.

En algunas orquestas -la de Carlos Di Sarli, por ejemplo- la melodía es cantada casi siempre por los violines, con algunos pasajes de bandoneón.
El contrabajo, y sobre todo el piano, llevan el ritmo, en este caso el excepcional ritmo marcado por la mano izquierda de su director.
En la orquesta de Juan D'Arienzo, que se inicia en la segunda mitad de los '30, la melodía está a cargo de los bandoneones, el piano marca el ritmo de una manera característica -creada por Rodolfo Biagi, Juan Polito y Fulvio Salamanca-, y el violín del propio D'Arienzo canta notas largas que parecen planear por sobre los demás instrumentos.

“Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer. Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda el placer. Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute. ¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente! Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.

Tal como está, parece escrito por alguien de una parte del mundo con una cultura milenaria marcada a fuego. Pero estando en América NO es necesario cruzar los océanos en búsqueda de territorios de otros continentes, como Eurasia, Oceanía, África y la Antártida, porque esto lo dijo: José Mujica (entonces Presidente de la República Oriental del Uruguay), si… viene de la banda oriental (nuestros hermanos uruguayos), con quienes hemos compartido gran parte de nuestra historia, el tango y el mate


¡SI TOCÁS "LA MARIPOSA", ME AFILIO...!
Fue el martes 24 de diciembre de 1980, a pocos días de haber cumplido ochenta años. El maestro Osvaldo Pugliese alcanzaba el sueño acariciado por cada uno de los artistas populares: llegar a presentarse con su orquesta y tocar en el Teatro Colón. La importancia de una trayectoria, la calidad innegable de un artista y el cariño de su gente, hicieron que las puertas de la sala más importante del país se le abrieran como un festejo de sus ochenta pirulos para el deleite de los presentes

Al promediar la actuación, cuentan que, entre los presentes, se escuchó un peculiar pedido: "¡Si tocás La Mariposa… me afilio...!" (en alusión a la conocida militancia de don Osvaldo en el Partido Comunista Argentino).

"EL TATA" Floreal Ruiz era desde niño para familiares y amigos "Piruco", pero este apodo no trascendió los límites de su entorno hogareño. Pero su sobrenombre más conocido, el que quedó para siempre como sello que lo identifica se originó en un comentario del recordado cantor Mario Bustos.

Fue durante la gira que realizaba la Embajada del Tango por Colombia. Floreal había sido designado tesorero de la delegación y cuidaba los fondos económicos con celo y paternalismo. En una oportunidad el ex vocalista de D´Arienzo se disponía a solicitarle dinero y exclamó "Voy a pedirle a Tata Dios que me afloje unos pesos" su ocurrencia fue muy festejada, y a Floreal le quedó el apodo para siempre.

Atte. Alcides Ferrari

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