Editorial junio 2024



A mí no me representan…

Tarde gris en la ciudad. Un perro anda olfateando el asfalto sucio, esquivando vehículos y cartoneros. Nadie ve al perro, ni a la mugre, y mucho menos al cartonero.

Tengo una sensación horrible, pienso que la mayoría de la gente vive encerrada en su propia historia, con sus íntimos problemas, con sus míseras vidas y que a la mayoría nada le importa lo que padece el vecino, el vecino que es uno mismo pero en distinta guarida.

A mí no me representan…

Nos falta de todo, nos sobran emociones. No le damos descanso a nuestro corazón, ese músculo apacible que nos amortigua las conductas. Gritos en la ciudad, para oídos sordos. Cerdos en libertad, para tu espíritu tan joven.

Cuando el camino es angosto, conviene salir sin mochilas.

En este jardín aislado del mundo no se perciben flores, solo despedidas en todos los puentes.

A mí no me representan…

La patria es como una vereda, no es de nadie y a su vez es de todos. Mientras tanto, siempre el mismo cuento con sueños estancados. Disfrazados de Papá Noel llegan al poder para luego desnudarse y ver lo sucio de sus “nuevas” ideas. En una línea caben dos cabezas, a una no le gusta hacer fuego y a la otra no le gusta que la incendien, pero las dos nos mienten en la frente. Tonta enemiga de sí misma es la conciencia.

A mí no me representan…

Tu patria envenenada no es tan ancha y se desangra en tu bolsillo. Te equivocas si crees que patria es el dinero que llevas puesto. Esclavo de tus intenciones te arrodillas.

Indeleble, la huella en tu alma es indeleble. Vivencias marcadas a fuego, compañías eternas que nos iluminan a lo largo del camino. Esclavo de tus intenciones te arrodillas.

Sombras de sombras, tendremos que elegir ser luz.

Carlos Romano

Director

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