Hepatozoonosis por Dr. Néstor Bonaiuto (Médico Veterinario) (Nota extraída de la Web)



La hepatozoonosis es una enfermedad infecciosa provocada por el protozoo Hepatozoon canis. Este infecta perros en todos los territorios donde se presenta su huésped vector que es la garrapata Rhipicefhalus sanguineus, con lo cual podemos afirmar que su distribución es interdependiente. El ciclo biológico de Hepatozoon canis comienza cuando la garrapata vector, considerada el huésped primario dada su reproducción sexual en la misma, ingiere los macrogamontes y microgamontes presentes dentro de los monocitos y neutrófilos sanguíneos del huésped secundario, el perro. Una vez en el intestino de la garrapata, se desarrolla la reproducción sexual dando origen a múltiples cigotos, los cuales no migran a las glándulas salivales o boca de la misma, confirmando que el perro debe ingerirla para infectarse. Una vez dentro del perro, las formas libres de Hepatozoon canis migran a varios tejidos corporales, dentro de los monocitos y neutrófilos, como bazo, médula ósea, pulmones, hígado y músculo y se produce en los mismos una multiplicación activa y nueva diseminación hematógena que se considera la responsable de los signos clínicos presentados por el paciente.

Las manifestaciones clínicas son muy diversas y de diagnóstico presuntivo difícil. Las mismas pueden ir desde procesos asintomáticos hasta casos muy graves con signos multisistémicos, sin embargo, y en base a la literatura actualizada, los dos signos notificados con mayor frecuencia en caninos domésticos son “fiebre intermitente y emaciación”. La caquexia es la manifestación física más constante y la atrofia muscular se hace más evidente, generalmente, en la región temporal de la cabeza. Otro signos referidos son anemia, diarrea, anorexia, hepatoesplenomegalia y trastornos neuromusculares que van desde una paraparesia hasta una paraplejía. En casos graves se ha notificado fiebre que no responde a la terapia con antibióticos acompañada por hiperestesia muscular dorsal que se manifiesta por resistencia a la movilidad, rigidez cervical y del tronco. Los perros, en esta última presentación, adoptan la posición de “la voz de su amo” que se manifiesta por decúbito caudal como sentado pero de aspecto rígido dirigiendo su mirada perdida como si oyera, pero sin poder responder, a la voz de su amo. En estos casos, el dolor lumbar asociado a la infección periostial de hepatozoon, se asemeja a la enfermedad medular espinal de tipo traumática o degenerativa La signología clínica presenta períodos inconstantes de remisión intercalados con episodios de fiebre y dolor. Las enfermedades concomitantes así como todos los factores que generan estrés del paciente (hacinamiento, mala alimentación y maltrato) son determinantes para la progresión y gravedad de la hepatozoonosis en caninos y felinos domésticos. Por último, lo caninos domésticos pueden superar la fase de enfermedad clínica sintomática de manera espontánea, aunque los microorganismos persisten por años en los tejidos del animal.

El diagnóstico etiológico definitivo para confirmar la presencia clínica, subclínica y/o de huésped portador de Hepatozoon canis se realiza mediante la visualización del protozoario dentro de los leucocitos sanguíneos (monocitos y neutrófilos) en un frotis de sangre periférica de extensión fina.

Es de importancia vital realizar un control de la población e infestación de garrapatas sobre el paciente de manera de cortar el ciclo biológico huésped definitivo a huésped intermediario y limitar la diseminación de la enfermedad. Por lo tanto, el control ambiental del vector y evitar que se alimente en perros infectados, ayuda a romper la cadena de diseminación. Asimismo, otros vectores Imagen 1. Se observan 4 extendidos sanguíneos en los cuales se puede distinguir claramente los gamontes de Hepatozoon canis dentro de los leucocitos (neutrófilos) los cuales se identifican para tal fin con flechas. Pueden estar implicados en la diseminación (pulgas) pero se requiere mayor información y un cuerpo de investigación más actualizado para confirmar su potencialidad.

La hepatozoonosis es una enfermedad protozoaria sistémica ampliamente distribuida a nivel mundial y que ha cobrado importancia clínica en la medicina veterinaria de animales de compañía, especialmente perros y gatos, en los últimos años. En la República Argentina se describió por primera vez en 1998 en un canino, Pastor alemán, macho, de 3 años de edad. A partir de su descubrimiento a aumentado su prevalencia en distintas regiones del país, siempre en relación a la presencia ambiental de su huésped definitivo la garrapata Rhipicephalus sanguineus y a la franca estacionalidad que presenta la misma hacia la época estival

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