PROFETA EN SU TIERRA Por Fabián Fuentes
Sábado de Noviembre de 1982. Colectivo 28 desde Villa Celina hacia lo que sería
una fiesta. Bajo un sol abrasador el campo de Obras Sanitarias abría sus
puertas para el emblemático festival BAROCK IV con grandes grupos de rock argentino.
Las grandes figuras
cerraban la tarde tal cual lo decía la consigna, hasta que se ponga el sol. Hora
14:30, no me olvido nunca más, subía al escenario una banda de Heavy Metal casi
desconocida para todos, se llamaba V8. La cosa arrancó mal desde un principio
ya que el llamado público de rock, después de mucho pero mucho tiempo lo
entendí, no ese día, ya que no podía creer que chicas y chicos vestidos a la
mejor de Woodstock tiraban de todo al escenario y proferían puteadas de todo
tipo a los V8. El recital fue caótico y entre tema y tema la cosa se puso
violenta y el bajista cansado de que lo escupan y lo puteen dijo algo que nunca
más lo voy a olvidar “ Un tema mas y nos vamos y que los Hippies se mueran” .
Todo estalló por el aire, nunca alguien se animó a tanto. El escenario quedó
lleno de piedras y una viola hecha pedazos como testigo de lo que vendría y lo
que sería su figura. Se llamaba Ricardo Iorio.
Amado y odiado. Admirado
o cuestionado. Polémico, irreverente, controvertido, reivindicado, popular. Más
allá de los adjetivos que acompañan su nombre y su obra, Ricardo Iorio nunca pasó desapercibido.
Para cuando levantó su perfil mediático, en una serie de apariciones
televisivas que trascendieron el ámbito musical, tenía ya 30 años de música en
sus espaldas en los que había firmado las canciones de la patria metalera.
Nació el 25 de junio de 1962 y creció en la zona
sur de Caseros. En su adolescencia se ganó el apodo de “papero” ya que su
padre tenía una verdulería y él lo ayudaba a atender, además de que
muchas veces solía acompañarlo por las mañanas a buscar mercadería al Mercado
Central. Por entonces, la música era una elección y el metal una escuela de
vida. Con su gran amigo Chofa
Moreno formó Conexión
Humana, que fue el puente para dar forma a V8 y con las cuatro cuerdas
de su bajo iba a sostener la música pesada de las próximas cuatro décadas.
A principios de 1995, creó la banda Almafuerte, en la que era cantante y
bajista. "Sé vos" se convirtió en uno de sus temas más emblemáticos.
Con la separación del grupo, fundó Hermética, con Claudio
O’Connor, Antonio Tano Romano
y Fabián Spataro, en su primera formación, luego reemplazado
por Tony Scotto. Fue su
camino a la masividad y la que terminó de moldear su figura artística, con
letras ancladas en la vida obrera y suburbana, como “Por las calles de
Liniers”, “Del camionero” o “Gil trabajador”. Tocaron a lo largo y a lo ancho
del país, nucleando un grupo de seguidores incondicionales. Fueron de los pubs
a Cemento y a Obras y de la cárcel de Olmos a telonear a grandes de la música
pesada, como Motorhead o Black Sabbath.
Editaron tres álbumes -Hermética,
Víctimas del vaciamiento y Ácido argentino- y un maxi de covers -Intérpretes- en el que Ricardo ya
mostraba su estirpe tanguera y perspicaz poniéndole su voz a “Cambalache”. En
el momento de mayor popularidad del grupo, las diferencias internas se hicieron
insostenibles. O’Connor, Romano y el baterista Pato Strunz formaron Malón. Iorio pegó un volantazo y
empezó un nuevo camino.
A principios de 1995 dio vida a Almafuerte, con el guitarrista Claudio Tano Marciello y el baterista Claudio Cardacci. Con un
estilo más cancionero sin perder la esencia metalera, trascendió
definitivamente las fronteras del género y encontró su definitiva estatura de
compositor. Discos como Almafuerte, A fondo blanco, Piedra libre o Toro y pampa marcan lo más alto
de una producción constante en estudios y escenarios, con el que dejó temas
como “Triunfo”, “A vos amigo”, “Sé vos” o “Toro y pampa” hasta que anunció la
disolución en 2017 para enfocarse en su camino solista.
A partir de los 2000, la figura de Iorio dejó de ser patrimonio
exclusivo de las brigadas metálicas. Así de polémico como había sido con sus
canciones y sus decisiones artísticas, lo fue a la hora de opinar sobre los
temas más diversos y algunas de sus declaraciones generaron repudio. La
aparición en 2012 en el programa de su amigo Beto Casella lo terminó de hacer una figura pública y mucha
gente lo descubrió allí.
Vivía en el campo, en el partido de Coronel Suárez, y desde allí
pivoteaba su carrera artística. Asentó su perfil campestre, grabó un álbum de
clásicos del rock nacional (Ayer deseo, hoy realidad), otro con Tangos
y milongas y uno más ecléctico (Atesorando en los cielos) con
temas propios y versiones desde Black Sabbath a Roxette. El disco Avivando la llama
de la ley natural, grabado en vivo y sin público en el Teatro Flores
durante la cuarentena, sintetiza esta parte de su carrera.
Hacía tiempo que había dejado a un lado el bajo, para centrarse en su
oficio de cantor y llevar su obra por todo el país. Al momento de su muerte,
realizaba la serie de conciertos Unas
estrofas más - Gira Federal 2023, cuyo nombre a la distancia suena como
una despedida. El 14 de octubre, diez días antes de su muerte, dio su último
concierto en el anfiteatro Humberto de Nito, en Rosario.
FUENTE: INFOBAE
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