Editorial junio 2023 por Carlos Romano


Pensaba en el vértigo que nos causa intentar cambiar algo.

Seguimos reproduciendo un sistema creado para convertirnos en zombies. Sumergidos en el chusmerío de la farándula. Viviendo la vida de otros y no la propia, la nuestra, esa que merece ser atendida.

Desde el abismo que existe entre proponer y hacer. Desde la diferencia que existe entre eludir y enfrentar, desde el punto exacto donde dando un paso hacia delante avanzamos o mejoramos, porque el sosiego puede dar tranquilidad, pero también puede paralizarnos. Desde donde reclamamos, exigimos, señalamos con el dedo, encomendamos, derivamos, desde donde nos creemos que estamos haciendo mucho, y en verdad estamos dando muy poco, porque siempre una excusa nos invade y termina siendo nuestro mejor escudo o nuestra aliada en cualquier campo de batalla. Desde el lugar en donde estamos parados hasta hoy, el paraje de la queja, seamos sinceros, no se cambia absolutamente nada.

Sabes que nadie va a ir a buscarte a tu casa, ni te van a preguntar cuáles son tus inconvenientes, nadie va a solucionar tus problemas, mucho menos cuando nadie sabe cuáles son tus problemas. No existe un lugar en donde te puedan contener. Sólo la vida junta “almas inquietas”, cuando éstas se quieren juntar. Y ¿Para qué se juntan las “almas inquietas”? Para realizar o realizarse.

Ahora bien, si nadie realiza actividades que alivien tu malestar en el lugar en donde vivís, comenzá vos a ponerte en campaña, en silencio, sin quejas, no importa que no te guste la cara de aquel o de aquella, ese no es el motivo, tendrás que estar más allá de la idiotez cotidiana, más allá del oportunismo o de los oradores de turno. Tendrás que poner lo mejor de vos mismo para encontrar lo mejor del otro.

No estoy predicando, porque no es mi estilo sermonear, escribo con la pluma cargada de incógnitas. Admito no estar preparado para algunos avatares del destino, y de tal manera me pronuncio aprendiz, vivo aprendiendo, y no dejo, por suerte, de sorprenderme día a día.

Alguna vez la vida tendrá que sonreírnos, o mejor dicho: Qué bueno sería sonreír con ella.



Carlos Romano

Director

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Entrevista: Milo Lockett “El arte es un derecho que tenemos todos”

Editorial noviembre 2024