Parte 10 - La gente no olvida a Juan Robutti (Don Tito) hijo de una de las primeras familias

 

Juan Bautista Robutti, Tito como lo llamaban todos en el barrio, era hijo de una de las primeras familias que poblaron Villa Celina. Se ha ganado el respeto y la admiración de toda una población que ha seguido su trabajo a través de las organizaciones vecinales que fueron aflorando en la historia del barrio. Decía Don Tito: “Acá hasta el año 1930 sólo había 30 casas, las calles eran todas de tierra, casi no se podía caminar y cuando llovía los caballos quedaban encajados en el medio de las calles”. La figura del coche a caballo que por 10 centavos llevaba a sus pasajeros hasta la estación de Madero o Lugano, o los vaivenes de los días en que se desató la furia de la edificación en donde les daban a los vecinos para las primeras casas 10.000 ladrillos y materiales en 1931, forman parte de las postales que reconstruyen la historia de este barrio. El padre de Don Tito, Juan Robutti llegó al barrio en 1914, era comerciante de Ramos Generales y fue uno de los pioneros que trabajó para el progreso de la zona: “Mi papá –decía Don Tito- creó la sala de primeros auxilios y fue su presidente por veinticinco años, fue la única salita que tuvimos aquí. También me acuerdo que vendió unos terrenos para que se pudiera crear el club, y para que la comisión progresara le dio un plazo de pago de 160 meses”. Heredó de su padre el amor al barrio y la vocación de servir a la comunidad. Humilde a la hora de reconocer su trabajo, Robutti sólo contaba que colaboró para que se pudiera formar definitivamente el Club Deportivo Riachuelo en 1931. Decía Tito: “El barrio me gusta con locura, siempre hubo mucha amistad entre los vecinos, cuando conseguimos los servicios todo se hizo en base a nuestro esfuerzo. La municipalidad puso pocas cosas en el barrio, nos decían que no había dinero para arreglar algo”. Diario “LA NACION” // 6 de abril de 1994

 

Manos de la vida

En un momento todos coincidían en algo, homenajear a dos mujeres, decía

Maria Esther Kores: “Mi padre compró en el año 34, nací en mi casa, me trajo al mundo, como a muchos chiquitos “Doña María de Viceconti”... Y José Alfarano decía: “Ella era “arregla huesos”... Un recuerdo también para Doña Alcira Díaz de Ridruejo...” Alcira Diaz de Ridruejo (la gaucha) nació el 2 de Noviembre de 1911, esta querida vecina, se merece un capítulo aparte, por su desempeño... Norma Elissamburu, quien trabajó junto a ella desde 1946, la recuerda así: “Evita (Eva Duarte de Perón) le había puesto “la gaucha”, después de un episodio poco conocido en donde Alcira, se podría decir que le salvó la vida... Trabajamos muchos años en el barrio, ella había trabajado junto a Evita en Previsión, luego llegó a tener una Unidad Básica en su misma casa, en el año 1973 fue concejal de La Matanza. Fue también conocida por curar a la gente, curaba la culebrilla, el empacho, arreglaba huesos, ella no cobraba por esto, como tampoco lo hacía por desempeñar la tarea de maestra con muchos chicos del barrio... Tenía un buen carácter, no se enojaba fácilmente, era alegre, divertida, ayudaba mucho a la gente...”

Doña Alcira falleció el 23 de Junio de 1992, es el día de hoy que mucha gente la sigue buscando y quisiera encontrarse con ella, uno de esos seres que al partir dejan un espacio difícil de llenar.

 


Imposible olvidar a Juan Rava, nuestro héroe muerto en la guerra de Las Malvinas en 1982, quien merece un comentario aparte, una calle de nuestro barrio, en honor a su valentía y entereza para defender la patria, lleva su nombre, todo aquel que pise este suelo Celinense lo recordará por siempre.

 

Esta historia fue armada sobre el contenido del “1° Encuentro de Memoriosos” realizado el 9 de julio de 2001, en el Club Riachuelo, organizado por Revista “Celina Vive!”, con la producción de Juan Manuel Avellaneda, Marisa Torres, Carlos Romano y el Prof. Alfonso Corso. También se usaron algunos textos del documental “Villa Celina en la voz de su gente”, realizado por Revista “Celina Vive!” y Eduardo Laucella, en el año 2002.

 

Agradecimientos:

Nicolás Cosentino, Prof. Alfonso Corso, Lea Koacci, Vicente Koacci, Florencio Lekmann, Lorenzo Martorano, Concepción Lamela, Emilio Villarreal, Prof. Francisco Sorrentino, Carlos Moreno, Pedro García, Eduardo Alvarado, Carlos Alfarano, José Alfarano, Ricardo Leal, José Lo Preiato, Roberto Helitier, Marcelo Moreno, Marcelo Gryffroy, Godoy de Martorano, Julio González, Mabel González, Mariano Zacarello, Olga Lucher, Jorge Juziuk, Leonardo Marano, Hugo Gallardo, Cosme González, Carlos González, Carlos Mateve, Vicente Artusa, Santiago Scotto, Luis Souto, Luis Francisco Gianoli, Graciela Gagliardi, Orlando Dománico, María Siri de Robutti, Antonio Timoteo González, María Esther Kores, Alberto Castañón, Francisco Aguirre, Héctor Raúl López, Sergio Yablanshek, Miguela Fiore, Ángela María Tarantino, Norma Elissamburu, Carlos Ridruejo, Miguel Angel Giménez, Eduardo Laucella, Lic. Liliana Fernández de Pozzi, Ricardo Trillet (Sol Televisión), Aurelia López de Avellaneda, Luis Roberto Avellaneda, Estela Maris Paulino de Avellaneda, Marisa Torres, Sofía Romano, Roberto Sanz, Flia. Robutti, Luis Porcel, Luis Bellese, Familia Palacios, Directivos de EGB Nº137, Universidad de La Matanza, Prof. Marcos De Franceschi, a los colegas que difundieron el “1° Encuentro de Memoriosos” y a todos aquellos olvidados que a la hora de hacer una lista han quedado en el tintero, no va a faltar oportunidad para nombrarlos. Gracias.

 

Recopilación y Armado de textos: Carlos Romano

 

 

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