“La Selección Rebelde”. ¿Sera siempre así? Por Alejandro Deruvo
Trataré
de esbozar mínimamente una breve reseña a modo de total excepción en la
historia del futbol profesional argentino; en lo que concierne a selecciones
nacionales.
Como digo siempre hablo únicamente de lo
vivido y experimentado, desde más o menos el sudamericano de Lima en 1957,
época de los “carasucias”; Maschio, Agelillo y Sivori a la actualidad.
Desde
aquellos tiempos a la fecha el jugador profesional en el presente de manera más exacerbada y
notoria estuvo y está expuesto a lo que considero una casi enfermiza exposición
mediática, prioritariamente televisiva.
A
partir del instante en que comenzó el trabajo del actual plantel comandado por
Leonel Scaloni, complementado por sus ayudantes de campo, Walter Samuel y Pablo
Aimar (a Samuel prácticamente no le conozco la voz) preparador físico y equipo
médico nos encontramos con la gratísima novedad de estar en presencia de una
saludable excepción.
Trataré
de explicar más adelante la razón por la cual encierro de modo interrogante el
final del título: ¿será siempre así?
Es por esto que reitero el panegírico que se hace en
relación a la conformación de un verdadero grupo humano a esto debo agregarle
la habitual y persistente comidilla sobre algunos enfrentamientos sostenido por
los jugadores durante la semana de concentración y entrenamientos.
Estamos en presencia de una saludable excepción que
contradice a todo lo referido por el grupo de periodistas que trabajan en los
medios hegemónicos hay ejemplos de sobra para atestiguar lo ante dicho antes de
darlos me referiré escuetamente a la falacia pregonada por dichos multimedios
cuando nos dicen que el éxito futbolístico arranca cuando se logra la
conformación de un verdadero grupo humano. Citare algunos ejemplos de planteles
que ganaron todo y que sobre lo que sabemos de sobra no existía una buena
convivencia, doy algunos ejemplos:
El River que gano casi todo y sobre el que todos
sabíamos existían dos grupos perfectamente diferenciados y enfrentados. Uno
comandado por Gallego-Pasarella y el otro por el Beto Alonso, JJ López y Merlo.
Si nos referimos por un instante a “los de la vereda
de enfrente” podemos citar los dos grupos Halcones y Palomas, uno cuyo líder
era el Beto Mársico y el otro el Mono Navarro Montoya. Recuerdo que ese Boca
también fue campeón, y el más cercano y notorio el plantel de Boca Juniors en
los que se encontraban “los Pro Palermo y los Pro Riquelme” recuerdo que ese
Boca de Carlos Bianchi pobló de trofeos internacionales las vitrinas del “
Museo de la Pasión Boquense”.
Hay ejemplos absolutamente recientes de lo que nos
mostraron estos muchachos como antítesis absoluta de lo que acabo de relatar:
El notorio bajo perfil de todos encabezado como debe
ser por su Capitán, el fenomenal Lionel Messi.
El modo de festejar cada gol, realizados de modo
grupal; “todos juntos”. En el caso de Messi ante cada conquista jamás se cortó
solo buscando los primeros planos televisivos como si hacen otros “divos” de
esta profesión.
Pidiendo las disculpas del caso cito dos ejemplos de
ese aludido “divismo”, sin dar los nombres. Uno integrante de la selección
lusitana y otra indiscutible figura en el plantel de Francia. Creo que el
ejemplo más notable de esto lo vio Messi ante la instancia de recibir la copa
entregada por el desagradable presidente de FIFA, el itálico Infantino.
Hay un instante no muy corto precisamente en el que
el Presidente de FIFA se resistió a dejar el trofeo en manos de “La Pulga”
cuando era más que evidente la intención de este en desprenderse del acoso al
cual lo sometía el peninsular para ir a compartir el festejo con sus compañeros.
Si se me permite un último ejemplo, cito el que en
lo personal más llego a conmoverme. Me refiero al que protagonizo Scaloni con
su hijo mayor. Trepó el entrenador por las escalinatas que lo conducían hacia
donde se hallaba el chico en medio de la algarabía generalizada. Bajó con el
muchachito hasta un sitio en el que descuento se sentían más seguro, se
abrazaron tierna y prolongadamente no pudiendo contener la enorme emoción que
los embargaba en medio del llanto enternecedor.
Todo esto fue llevado a la practica con gran respeto
hacia los medios que intentaron vanamente interponerse en su camino, sin
renunciar a su intención y tal cual es su modo de proceder sin exponerse
prioritariamente a los cargosos requerimientos
televisivos.
Es por todo ello que los alineados prioritariamente
en conductas anti mediáticas hacemos referencia de lo ocurrido en la trastienda
futbolera en la cual los medios hegemónicos prioritariamente se dedican a
indagar en el chusmerio y la maledicencia.
A propósito de esto último escuché una vez un
comentario hecho al respecto por el genial Negro Alejandro Dolina, decía más o
menos así: “anoche me propuse escuchar un partido, fui informado profusamente
de distintos sitios donde concurrían a cenar, vestirse y seguir la diversión a
través del elenco de comentaristas y relatores. Eso si, del resultado y las
distintas incidencias del juego me llegó una escueta información a través de un
vecino recién al día siguiente”.
Debo confesar en lo referente al título de la nota
que no es mío en su totalidad.
La primera parte: “la selección rebelde” pertenece a
Jorge Rial, en referencia a lo ya dicho y repetido.
Elogio concretamente la no exposición de los
jugadores una vez llegados al país, en relación a la obsesión televisiva de los
multimedios por contarlos en su programación.
Decía acertadamente Rial elogiando la actitud de los
campeones mundiales al decidir estar exclusivamente junto al pueblo que los
esperaba, desafiando temperaturas intolerables durante horas que parecían no
transcurrir.
Hasta aquí la interpretación que modestamente esbozo
en el tramo más gratificante del título de esta crónica.
Culminando mis pareceres ingreso a partir de este
instante en la parte más difícil de abordar, que es la relacionada con una
absoluta contradicción.
Hago referencia concreta a la segunda parte del
título: “¿será siempre así?”
Doy mi visión de la contradicción expuesta en dos
actitudes enfrentadas al comportamiento ejemplar de la delegación hasta su
regreso al país.
La única manera de agradecer a la multitud
congregada en todo el ámbito del Microcentro y distintos barrios de la Cuidad
Porteña y alrededores hubiese sido descender de helicópteros en el helipuerto
de la Casa Rosada y desde allí saludar a la multitud congregada.
Es bueno señalar que la Casa de Gobierno durante una
fiesta nacional popular de esta magnitud no es propiedad de ningún gobierno ni
fracción política.
Entro desde este instante a tratar de explicar lo
que para mí representa el primer lunar en el proceder de este grupo.
Se dijo que no haber concurrido a la casa de
gobierno fue por el afán de no politizar el festejo, para encontrarnos luego
(no mucho tiempo después) con la desafortunada decisión de Messi al
fotografiarse junto a un personaje que no le otorgó precisamente espacios de
felicidad al Pueblo Argentino.
En fin, no soy muy optimista al respecto pero
esperemos que no haya más reiteraciones de este proceder y sea solo una
desafortunada decisión.
Muchas Gracias
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